A finales de 1491, el 25 de noviembre, día de Santa Catalina, se firmaron en el Real de la Vega las Capitulaciones para la entrega de la ciudad y el reino de Granada y la reina Isabel quiso celebrarlo.
Los soldados que acampaban en el acuartelamiento habían hecho un gran trabajo construyendo la hermosa ciudad, cuyo trazado aún se conserva, en sólo 80 días, por lo que la monarca decidió invitarles a todos a almorzar en el campo, en una zona a las afueras de la ciudad, en lo que se podría considerar la primera «merendica» de Santa Fe.
En las inmediaciones de aquel primer «picnic» se construyó la ermita de Santa Catalina, a quien la reina Católica tenía verdadera devoción, ya que en su onomástica había conseguido la tan ansiada rendición de Granada, y se instauró entonces una tradición, por la que cada 25 de noviembre, los santaferinos subían hasta la ermita en una suerte de romería, a comer juntos y a festejar en familia, dando gracias a la Santa por la rendición de Granada.